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Música Wagogo

 

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Fotografía de Carmen Ballvé, Exposición «Universo visual wagogo»

«Wagogo» es el plural de «gogo», nombre de un grupo bantú que habita en la región de Dodoma, en el centro de Tanzania. Pertenecen a una sociedad patriarcal con filiación patrilineal. Tradicionalmente cazadores y recolectores, a partir del s.XIX cambiaron su modo de vida por el pastoreo y la agricultura, aunque muchos han migrado en épocas recientes a áreas urbanas o trabajan en plantaciones por todo el país. El origen de su nombre se remonta al s.XIX, cuando el pueblo nómada de los nyamwezi comenzó a referirse a ellos por ese nombre en sus viajes por las fronteras de su territorio. Los Wagogo han recibido influencias de los nyamwezi, los masai y los wahehe. Sin embargo han sufrido notables transformaciones en su estructura social, así como en sus funciones rituales. Actualmente suelen ser monógamos, aunque la poliginia era una prerrogativa entre los hombres de mayor edad y muchos hombres encuentran más ventajas en ella. La tasa de divorcio solía ser muy baja. Pero incluso después del divorcio, los hijos fruto de ese matrimonio pertenecían al ex-marido, «de donde proviene el ganado». Los amantes de una mujer casada nunca podrían reclamar su descendencia.  Se organizaban localmente para defender sus territorios, sobre todo de los kisongo, los masai y los wahehe. Practicaban la circuncisión tanto masculina como femenina, así como ritos de paso masculinos para convertirse en guerreros, tal y como actualmente practican muchos masai.

Son reconocidos y admirados por sus espléndidas polifonías vocales, los repertorios instrumentales y las danzas características, representando uno de los ejemplos más significados de la originalidad, complejidad y refinamiento musicales del continente africano. Su música, junto con la de los pigmeos de la región central de África, los bosquimanos de la región austral y algunos grupos del sur de Etiopía, ha despertado el interés de varios etnomusicólogos y de compositores occidentales. Como curiosidad, una de las peculiaridades más llamativas de los Wagogo es que las mujeres son las únicas que tocan el tambor, y lo hacen de manera sorprendente y virtuosa mientras acompañan los cantos. La danza es otro de sus pilares esenciales, pues toda interpretación musical implica al cuerpo, como sujeto activo, en su ejecución.

El universo musical gogo, de una gran riqueza y expresividad sonora, no solo se encuentra a día de hoy vigente sino que continúa transformándose y transmitiendo emociones a quien lo escucha.

Ayer tuvimos la gran suerte de admirar su música, ya que el grupo Ensemble Nyati de Nzali (región de Dodoma) se encuentra de gira por Europa. Está integrado por 12 músicos -6 hombres y 6 mujeres- agricultores y ganaderos- que representan la realidad musical de un poblado guiado por el jefe de clan, Mchoya Malogo. Abarcan un importante registro vocal e instrumental cuyo fin es mostrar una variada y significativa selección de repertorios polifónicos vinculados a momentos esenciales de la vida material y simbólica: Msunyhuno (atraer la lluvia, entretenimiento), Mhana (impulsar el crecimiento de los cultivos), Nhumba (anuncio del inicio de la recolección), Cipande (fertilidad de la tierra) y Msaigwa (fabricar cerveza de maíz). Asimismo interpretaron cantos y danzas rituales como Mhongwa (fertilidad), Makumbi (iniciación) o Nhyindo (protocolo, advertencias), además de otros de entretenimiento Masumbi acompañados por instrumentos característicos como la ilimba (idiófono) y el izeze (viola bicorde), además de otros de pequeña percusión. Las mujeres, acompañadas de sus tambores N’goma, hicieron toda una muestra de la energía desbordante que emerge del repertorio femenino Muheme, utilizado tanto para celebrar la fertilidad como las bodas o funerales.

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ilimba (idiófono) Fotografía de Carmen Ballvé, Exposición «Universo visual wagogo»
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izeze (bicorde) Fotografía de Carmen Ballvé, Exposición «Universo visual wagogo»
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ng’oma (tambor) Fotografía de Carmen Ballvé, Exposición «Universo visual wagogo»

Los wagogo cuentan con una gran reputación tanto dentro de Tanzania como en el extranjero, esta última avalada por su participación en importantes salas de concierto, Festivales Internacionales de Música, Conservatorios, Escuelas de Música y Universidades en Europa. Han adquirido una atención creciente a partir de los trabajos de investigación llevados a cabo por el etnomusicólogo español Polo Vallejo desde que en 1995 se desplazara a Tanzania para estudiar in situ sus cantos polifónicos. Los resultados de su trabajo acerca de los wagogo constituyen a día de hoy una referencia obligada en el campo de la etnomusicología experimental.

En Nzali todos son músicos y aprenden a cantar y bailar desde la infancia Lo primero que hay que decir es que no son músicos profesionales, ni miembros de una agrupación folclórica, ni nada que se le parezca. Son gente corriente del poblado de Nzali: hombres y mujeres, campesinos, ganaderos, comerciantes, gente corriente, que han dejado por unas semanas sus casas y sus ocupaciones para venir a cantar, tocar y bailar a Europa, y que cuando este viaje termine volverán a pastorear sus cabras, a montar sus puestos en el mercado y a cultivar maíz (y a contar, a buen seguro, muchas anécdotas del exótico país de los wazungu: los «hombres blancos»). Los wagogo no entienden lo que significa ser un músico «profesional». El etnomusicólogo español Polo Vallejo cuenta que cuando llegó a Nzali por primera vez y le preguntaron su profesión, se echaron a reír al oírle: «profesor de música». Para los wagogo, eso suena disparatado. En Nzali todos son músicos y aprenden a cantar y bailar desde la infancia, sin que nadie en especial se encargue de enseñarles. La música está presente en todos los actos de la vida cotidiana: cada rito, cada labor agrícola o doméstica, cada fiesta o estación del año, cada ceremonia. Todo tiene una música específica. Todos cantan, todos bailan pero, curiosamente, sólo ellas tocan los tambores.

Merece mucho la pena dedicar unos minutos para ver el siguiente vídeo y sentir un pedacito de Tanzania, su gente y su música.

 

Música polifónica: Wagogo (Tanzania)

https://www.ucm.es/wagogo-musica-de-tanzania

http://www.20minutos.es/opiniones/tribuna-oscar-esquivias-los-wagogo-en-espana-2874053/

 

 

En tierra Masái (3ª parte)

SERRALLONGAGuerrero masái junto a Jordi Serrallonga. Maramboi, Tanzania

(Originalmente publicado en http://www.anthropologies.es)

En los posts del reportaje «En tierra Masái» se publicaban las entrevistas realizadas a dos miembros de la comunidad masái de Loliondo. En esta ocasión, he tenido la suerte de realizar una serie de preguntas al profesor Jordi Serrallonga. No quisiera dejar pasar la oportunidad de agradecer al Jordi su tiempo y disposición para realizar esta pequeña entrevista.

Jordi Serrallonga es arqueólogo, naturalista y explorador. Es profesor de Prehistoria y Evolución Humana de la Open University of Catalonia, y profesor asociado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Además es director de HOMINID Grupo de Orígenes Humanos de la Universidad de Barcelona y director de numerosas expediciones arqueológicas, naturalistas y antropológicas por Tanzania.

A continuación, la entrevista realizada en la que el profesor Serrallonga ofrece un punto de vista muy interesante:

– ¿Desde cuándo tiene contacto con Tanzania?

Desde la década de los 90, cuando empecé a explorar las tierras de la antigua Tanganyika en pos de los Orígenes de la Humanidad y acabé encontrándome con un paraíso de etnias, faunas, floras, paisajes…

– ¿Ha visitado la división de Loliondo?

Sí, la he visitado en diferentes ocasiones.

– ¿Conoce el conflicto de tierra que existe en Loliondo?

Lo conozco. Me hablan del conflicto, pero también se vive.

– ¿Conoce personalmente a masáis que vivan allí y que hayan sufrido o estén sufriendo esta situación?

Tengo el placer, el honor, de conocer y compartir amistad con muchos tanzanos. Es una de las buenas experiencias que te da África, hacer cientos de amigos. Y, por cuestiones relacionadas con mi trabajo antropológico y arqueológico de campo, un buen número de estos amigos son maasai y, algunos, habitan en Loliondo.

– ¿Puede describir en qué consiste este conflicto?

Es un tema complejo y difícil de resumir en pocas palabras. Ahora bien, si realizamos un ejercicio de síntesis, el resumen sería que los maasai ocupan, desde aproximadamente el siglo XVII, los territorios del Norte de Tanzania. Cuando no existía un gobierno estatal, cuando las etnias se ubicaban en las tierras más fértiles para cazar y recolectar (es el caso de los hadzabe), o para la ganadería (es el caso de los maasai), no tenían ninguna institución que les dijera que estas regiones tenían un «amo». Mientras los hadzabe nunca han creído que la tierra es suya pues son nómadas predadores sin sentimiento de propiedad privada, los maasai, desde sus orígenes –ganaderos seminómadas y guerreros que desplazaron a otros pueblos en su camino migratorio procedente de las regiones nilóticas– tomaron posesión de estas regiones: era su país. Con el proceso de colonización y descolonización, con la aparición de los estados modernos en África, el gobierno, el gobierno de todos los tanzanos, pasó a ser el propietario de la tierra. Y este es el origen del conflicto. Mientras que los maasai seguían ocupando, con sus rebaños y bomas (poblados), territorios alejados de las incipientes urbes y negocios del turismo, no existió ningún problema. Ya en la década de los 60 los maasai, a instancias del gobierno del primer presidente de la Tanzania independiente, Julius Nyerere, abandonaron de forma voluntaria y pacífica las rica región que hoy ocupa el Parque Nacional del Serengeti. Los motivos: preservar la fauna que estaba en peligro de extinción debido, sobre todo, a la descontrolada caza mayor del hombre «blanco». Una reducción de la fauna que podía acabar con este paraje natural si los pocos animales salvajes entraban en contacto con los animales domésticos de los maasai.

Entonces, los maasai se tuvieron que desplazar hasta otras zonas que estaban ocupadas por otros clanes maasai, y otras etnias: Ngorongoro, Loliondo, Arusha, etc. Y ahí han seguido desarrollando su forma de vida basada en la producción y riqueza del ganado. Ahora, en un caso parecido al ocurrido al de los años 50 y 60 en el Serengeti, el gobierno tanzano les pide que marchen de la región de Loliondo para facilitar los corredores naturales de la fauna salvaje que se mueve entre Tanzania (Serengeti) y Kenia (Maasai Mara). Ellos creen ser los propietarios históricos y morales de la tierra pero, según la legislación vigente, el propietario legal es el gobierno. Por lo tanto, el conflicto está servido pues los maasai de Loliondo no quieren abandonar el que consideran su hogar, y el gobierno esgrime el argumento que es para beneficio de todos los tanzanos y su patrimonio natural. El problema es que, en todo este embrollo de posesión de tierras, ha aparecido un tercer agente. Una empresa dedicada a la caza mayor que está actuando en la zona y que plantea un debate: ¿es compatible pedir a los maasai que se marchen de Loliondo por un tema de conservación de la vida natural y, al mismo tiempo, permitir actividades cinegéticas? Como decía antes, un tema muy complejo.

– ¿Cómo afecta al modo de vida del pueblo masái?

En primer lugar, y como es natural, ningún pueblo quiere marchar de la que considera que es su tierra; los maasai, como decíamos antes, son productores y, a pesar de llevar una vida nómada que cada vez se sedentariza más debido a la disminución de los territorios de pastos, se creen propietarios del territorio que ocupan. Además, si marchan hacia otros lugares, con sus grandes rebaños de ganado, entrarán en conflicto con agricultores, granjeros, e incluso otros pueblos ganaderos –entre ellos, los propio maasai– que no podrían absorber la llegada de más habitantes y sus actividades económicas. Por lo tanto, es posible que muchos maasai tengan que abandonar la vida ganadera para adoptar, como ya ocurre en otras zonas, la vida agrícola o urbana.

– ¿Desde cuándo tiene constancia de este problema?

Es un problema largo; en la década de los 90, cuando llegué allí, ya se hablaba.

– ¿Cuál cree que sería una posible solución viable a esta situación?

La única solución que veo es realizar proyectos de conservación del medio que no sólo tengan en cuenta a la flora y fauna salvajes –que, como naturalista, considero importantísimas para Tanzania y el Planeta– sino también a los pueblos humanos que viven en ellos de forma tradicional. Aún así, este discurso puede parecer romántico y egoísta. Me considero amigo de los maasai y, desde que era un chaval, soñaba con conocerles y ser uno de ellos. He escrito sobre ellos. Los estudio. Pero también hemos de reconocer que nos preocupamos por los maasai porque son visibles; son un icono de África para documentales, revistas de fotografía y pósters para agencias de viajes. Pero en Tanzania, y en estos territorios existen otros muchos pueblos. Los hadzabe, como cazadores-recolectores, están a punto de desaparecer ante el desconocimiento de buena parte de la comunidad internacional, y existen pueblos agrícolas que también se ven inmersos en estos conflictos.

– ¿Qué considera que puede hacerse desde fuera de Tanzania para ayudar a la comunidad masái?

En relación a mi respuesta anterior, pienso que, en primer lugar, desde Europa, desde los Estados Unidos, Japón, Australia, etc., tenemos que empezar a entender que África no es un gueto nuestro. Debemos de abandonar la falsa actitud paternalista que nos lleva a querer salvar la parte más romántica de África (la que nosotros hemos perdido en nuestras regiones: la naturaleza, las etnias tradicionales, etc.) diciendo siempre cómo deben actuar los gobiernos africanos. Estos gobiernos necesitan introducir cambios (carreteras, empresas, industrias, ciudades, etc.) para poder permitir que sus países avancen. La especie humana es así: crece, crece y crece. Y, aunque soy el primero que sigo emocionándome, como científico y como persona, cuando veo los paisajes de África, y la forma de vida de los maasai, también entiendo que cambiarán de forma inevitable.

En resumen, es bueno que reivindiquemos el conflicto de Loliondo, y esto hará que se intenten buscar mejores soluciones, pero llevo muchos años en África y tenemos tendencia a criticar lo negativo que ocurre allí y jamás hablar de las muchas cosas positivas que se hacen. Desde dentro, desde fuera, se ha denunciado el conflicto de Loliondo. Ahora son los tanzanos los que deben tomar decisiones y soluciones de forma interna.

– Por favor, indique lo que estime conveniente acerca de este conflicto de tierra y de intereses políticos y económicos que existe entre el gobierno tanzano, las empresas de inversionistas y la comunidad masái.

Llevo dos décadas pasando gran parte de mi tiempo en Tanzania, y seguiré haciéndolo, pero sólo un tanzano –y quizás ni tan siquiera él– puede conocer todos los flecos de la problemática.

Este reportaje concluye temporalmente, no sin antes hacer mención a un acontecimiento de gran relevancia para Tanzania. El pasado 25 de octubre tuvieron lugar las elecciones generales a la Presidencia del país. Los resultados mantienen al mismo partido político en el poder, Chama Cha Mapinduzi (CCM), aunque Jakaya Kikwete, el anterior presidente, ha dejado el cargo tras cumplir dos mandatos de cinco años. A pesar de que tuvo a Edward Lowassa, de etnia masái, como un fuerte rival, John Magufuli finalmente fue declarado ganador por la Comisión Nacional Electoral, tras haber recibido el 58% de los votos. Seguidamente el 5 de noviembre de este mismo año fue investido comoPresidente de Tanzania. Para muchos masáis no ha sido una buena noticia, aunque por el momento afirman que las cosas están tranquilas en Loliondo.

Antes de las elecciones, como candidato prometió la redistribución de las tierras no utilizadas para evitar enfrentamientos entre los agricultores por un lado, y los ganaderos y pastores por otro.

«Sé que incluso altos funcionarios del gobierno poseen grandes extensiones de tierra, mientras que los campesinos y ganaderos tienen que compartir lotes pequeños, lo que alimenta conflictos que podrían evitarse», dijo durante un mítin el candidato del Chama Cha Mapinduzi (CCM), partido en el poder desde la independencia de Tanzania en 1964.

El futuro aún queda por escribir para los tanzanos, incluyendo a etnias minoritarias como los masái, los datoga o los hadzabe, entre muchas otras. Esperamos que se encuentre una solución lo más adecuada posible a los conflictos y situaciones que viven miles de personas en este rincón de nuestro mundo.

REFERENCIAS:

http://www.elmuni.com/2015/10/anuncian-hoy-los-resultados-de-las-elecciones-en-tanzania.html

http://www.bbc.com/news/world-africa-34670983

Imagen: http://www.jordiserrallonga.com/Jordi_Serrallonga/Galeria.html#0

En tierra Masái (2ª parte)

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(Originalmente publicado en http://www.anthropologies.es)

En la 1ª parte de «En tierra Masái» se publicaba la primera entrevista de este reportaje. Ahora, es el turno de otra de las miles de personas afectadas por el conflicto de Loliondo. Ha preferido mantener su anonimato por precaución. La situación allí es muy delicada y no quiere poner en peligro su vida ni la de ningún miembro de su familia. Ya sufren demasiadas amenazas, persecuciones y acosos por el hecho de vivir en su tierra.

¿Dónde vives exactamente?

Vivo en Loliondo.

¿Qué es Loliondo?

Loliondo es una division formada por 24 pueblos.

¿Cuántas personas viven en Loliondo?

Según el censo del gobierno en 2012, 71,321 personas.

¿Cuál es el nombre del pueblo en el que naciste dentro de la división de Loliondo?

Prefiero no contestar y mantener mi anonimato.

¿Tienes familia en Loliondo?

Sí, tengo familia aquí. Nuestro clan es grande. Mi padre tuvo cuatro esposas, 9 hijos varones y 4 hijas. Yo no estoy casado, por lo que no tengo descendencia. En Loliondo viven más de 40 hijos de mis hermanastros.

¿Podrías explicar el conflicto de territorio que existe en Loliondo?

El conflicto en Loliondo empezó en 2009. La gente empezó a ser humillada y acosada. El conflicto se detuvo y surgió de nuevo en abril de 2013. Todo se detuvo debido a la multitud de quejas que hubo por parte de la comunidad masái y sus líderes. El conflicto es entre nosotros y la compañía inversionista OBC (Ortello Business Corporation) que, con el amparo del gobierno, oprimen a los masái en su tierra. Se trata de una empresa que se dedica a la caza de lujo. Llegó a Loliondo sobre los años 90. El inversionista de OBC (Ortello Business Corporation) pertenece a la familia real de Emiratos Árabes Unidos.

¿Qué plan tiene el gobierno tanzano para con el pueblo Masai?

El gobierno sólo tiene un plan político. Cuando las quejas aumentan demasiado y les desbordan, preocupados por la pérdida de sus posiciones políticas, lo único que hacen es defenderse a sí mismos y defender sus posiciones: desde el Presidente, hasta los miembros del Parlamento, concejales, alcaldes de algunos pueblos. El gobierno no nos dará una solución. Se rumorea que Ali Hassan Mwinyi y el Presidente Kikwete, el secretario general Abdulrahaman Kinana además de otros políticos del partido Chama cha Mapinduzi están metidos en la compañía. Así que nadie en el sistema gubernamental nos va a ayudar. Sólo utilizan propaganda política cuando aumenta la presión. El plan es desalojar a los masái para otorgar mayor espacio a la empresa de cazadores.

¿Cuándo empezó este problema?

En 2009, 2013 y 2014.

¿Ha habido desalojos o migraciones forzosas en el pasado relacionados con este conflicto?

Sí, los masái vivíamos en el Serengeti al principio. Fuimos desahuciados por el gobierno colonial al Ngorongoro, que fue posteriormente nombrado Área de Conservación. Con este nombramiento, algunas personas fueron desalojadas otra vez y se tuvieron que marchar de allí también.

¿La comunidad masái ha hablado con el gobierno acerca de alguna solución a este conflicto?

Sí, desde 2009 los masái hemos estado intentando dialogar con el gobierno a través de nuestros líderes, concejales, alcaldes de las aldeas. Muchos políticos han venido hasta aquí, incluyendo ministros de recursos naturales y turismo, a quienes los masái culpamos de agravar la situación y oprimirnos en favor de la familia real emiratí y en beneficio del Primer Ministro. El año pasado en septiembre se elaboraron propagandas políticas pero la gente todavía está siendo acosada incluso cuando pasan cerca del campo. Se han enviado algunas delegaciones a Dodoma cuando las cosas se han puesto feas en la capital, para reunirse con altos mandos pero no se ha llegado a ninguna solución.

¿Hay inversionistas en Loliondo?

Sí, hay otros inversionistas. Thomson Safari, situado en Sukenya. Es propiedad de un norteamericano. La gente está siendo perseguida diariamente cuando pastorean con su ganado. Kleins Camp es la empresa más beneficiosa para uno de los pueblos: Ololosokwan village, ya que no oprime a las aldeas una vez declarada la parcela de tierra utilizada por los inversionistas bajo el control de los aldeanos. Aunque Thomson Safaris presume de haber ayudado a los masái con diferentes proyectos, la presión de la mayoría no ha parado jamás y ninguno de ellos se involucró cuando nos arrebataron la tierra. Otros inversorsionistas son estacionales (funcionan sólo cuando vienen los turistas) y su funcionamiento no es permanente, por lo que no tienen casi ningún impacto. La ley tiene contradicciones. Al principio se permitía a la gente vivir legalmente (si no me equivoco) pero debido a la nueva ley de 2009, se prohíbe que las personas vivan en las Áreas Controladas de Caza. En Loliondo viven más de 70.000 personas a pesar de ser un Área Controlada de Caza (esto contradice la ley). Así que, por el momento, el gobierno lo reconoce como tal aunque haya personas viviendo aquí. Parece que Loliondo es una zona que el gobierno quiere mantener a toda costa para el uso de los inversionistas, pero esto es ilegal.

¿Cuándo se declaro Loliondo Área de Caza Controlada?

En 1974, a través dela Nota GN 269 del Gobierno.

¿Hay alguien cazando actualmente en Loliondo?

Sí, OBC(Ortello Business Corporation) lleva cazando aquí desde los años 90.

¿Cómo afecta todo esto a vuestro modo de vida?

Afecta a nuestro modo de vida porque el campo se ha construido sobre la fuente de agua, imprescindible para nuestro ganado. El agua fluye a lo largo de nuestras aldeas. Los humanos también usan el agua del río, molestando al ganado cuando está pastando, oprimiendo a la gente, los guardas de seguridad acosan mucho a la gente, forzándolos a desplazar el ganado fuera del campo. Los masái sabemos que esta tierra es nuestra, por eso tenemos el derecho de usarla de acuerdo a nuestras necesidades. Por otro lado, no hubo ninguna participación por nuestra parte cuando se firmó el contrato entre el gobierno y la compañía. En 2009 nos quemaron muchas bomas, un niño murió, algunas mujeres abortaron, un hombre fue disparado en un ojo, se llamaba Ngodidio Rotiken. También hacemos empleamos recursos económicos cuando enviamos delegaciones a las ciudades.

Llegaron algunas noticias a España sobre el hecho de que se habían realizado algunos desalojos (el año pasado, por ejemplo). ¿Puedes confirmar este hecho?

El gran desalojo empezó en 2009 cuando nos empezaron a perseguir y acosar. En 2013 hubo otro desahucio más. Debe entenderse que los inversionistas se encuentran dentro de localidades registradas, aunque algunas de esas localidades no tienen títulos de propiedad. Sin embargo, se han establecido allí legalmente. Este año hay elecciones en Tanzania, así que el Primer Ministro ha venido a Loliondo diciendo que resolvería el problema y que nos devolvería nuestra tierra, que nadie nos molestaría en ella.

Según tu punto de vista, ¿cuáles podrían ser las soluciones a este conflicto?

La posible solución es ordenar a la empresa a marcharse fuera de tierra masái. Pero, ¿quién lo haría? ¡Si la familia real de Emiratos Árabes Unidos y aquellos que han tenido y tienen poder en Tanzania están metidos en la empresa! Los masái queremos que se vayan de nuestra tierra de una vez y que el gobierno declare que nuestra tierra ya no sea un Área Controlada de Caza nunca más. Si el problema persiste, los masái de Loliondo estarán cada vez más y más oprimidos y nos acabarán echando a otros países. Sin embargo, los líderes niegan esto cuando los países desarrollados sacan el tema.

¿Qué va a hacer la comunidad masái de Loliondo si el problema persiste?

Los masai sólo podemos seguir presionando al gobierno para que el inversionista abandone, lo cual es imposible. Si quieres secar un árbol, córtalo desde sus raíces. Ésta sería la solución al problema. Pero si las raíces tienen la posibilidad de crecer otra vez… El árbol volverá a brotar fácil y rápidamente.

¿Quieres expresar tus sentimientos sobre todo esto?

Me siento muy irritado con todos estos problemas. Todo esto afecta a la gente económica y socialmente.

Quizá haya gente que quiera ayudaros pero no saben cómo hacerlo. ¿Qué crees que pueden hacer?

Naciones Unidas debería convocar reuniones, conferencias, meetings y presionar al gobierno tanzano para declarar Loliondo un Área NO Controlada de Caza. Además, deberían exigir al gobierno que eche al inversionista de nuestra tierra. Tendría que haber una investigación por parte de la ONU y supervisar la protección de los masái. La empresa debería mostrar públicamente la duración de su contrato y el gobierno tendría que contestar por qué no se nos permite a los masái participar en las decisiones. Desde mi punto de vista, la única solución se encuentra en manos de la ONU.

¿Qué hace el gobierno por vosotros a través de las Áreas de Conservación? ¿Estáis protegidos dentro de ellas?

No tenemos mayor protección que el resto de ciudadanos. Tenemos la misma que cualquier otro ciudadano.

¿Es cierto que algunos pueblos se quemaron intencionadamente en el pasado?

Sí, algunas aldeas, sobre todo durante el gran desalojo de 2009. Las aldeas fueron quemadas sin miramientos.

Un hombre llamado Ngodidio Rotiken fue disparado en un ojo y lo perdió. Un niño murió, mujeres embarazadas perdieron a sus bebés, se quemó dinero almacenado dentro de las casas, millones de chelines tanzanos… miles de cabezas de ganado perdidas… Nuestro sustento… Nadie nos alertó. Fuimos perseguidos como perros. La presión aumentó cuando el gobierno anunció que 4000 km2 se dividirían en dos partes: por un lado 1500 km2 serían para el inversionista y 2500km2 serían en principio para los masái. Este fue otro plan más para quitarnos nuestra tierra de nuevo. Esto afectó a la gente económica y socialmente incluso en sus actividades cotidianas, debiendo trasladarse a las ciudades en busca de ayuda.

¿Qué ocurre si vuestro ganado pasta dentro de las Áreas de Conservación o de los Parques Nacionales?

Si llevamos a nuestros animales a pastar a Parques Nacionales o Áreas de Conservación nos multan o incluso nos encarcelan durante un tiempo hasta que los familiares pagan una fianza.

¿Y qué hay del resto de masái? ¿Os apoyan?

Sí, los masái alzamos la voz dondequiera que estemos a través de los medios, incluso en distintas zonas del país. Una vez reunidos en la ciudad, se envía una delegación a las aldeas afectadas para apoyarlos. Intentamos incrementar la presión oponiéndonos al robo de nuestra tierra.

¿Existe alguna otra zona dentro de Tanzania o Kenia con un problema similar al de Loliondo?

Sí, masái en Morogoro están sufriendo también. Los granjeros se imponen respaldados por el gobierno en contra de los masái para que abandonen su tierra y dejen vía libre para los cultivos. La gente está siendo asesinada cada día en el conflicto. En Kiteto-Manyara también hay un conflicto entre los masái y los granjeros. Los masái que viven en el Área de Conservación del Ngorongoro tienen también el mismo problema con una empresa de turismo llamada Mwiba, la cual estaba arrebatando la tierra a los masái… Y otras zonas que ahora no estoy seguro.

Por favor, dinos lo que desees para concluir esta entrevista.

Para finalizar esta entrevista, quisiera que el gobierno de Tanzania reconociera que los masái deben tener una vida placentera dentro del país, sin amenazas ni acosos para forzarnos a dejar nuestras tierras ancestrales. Fuimos desalojados forzosamente del Serengeti al declararse Parque Nacional. Con el Ngorongoro pasó lo mismo cuando se convirtió en Área de Conservación. Fuimos forzados a emigrar también de allí hacia Loliondo, donde ya somos demasiados y no hay espacio suficiente para que paste nuestro ganado. Y el tema es que el gobierno todavía no considera que su gente valga más que los inversionistas, quienes nos oprimen. Las grandes naciones debería vigilar esta opresión, sobre todo la ONU y otras organizaciones de derechos humanos. Todos deberían gritar No, no, no a la opresión de la gente en su tierra, no a la falta de participación de las personas afectadas en las tomas de decisiones con los inversionistas.

OBC (Ortello Business Corporation), de la familia real de Emiratos Árabes Unidos, debería marcharse de nuestra tierra y dejarnos en paz, devolvernos nuestra libertad… Pero están sobornando al gobierno.

El derecho a la vida se mide con el valor del dinero. Esto no terminará de una forma fácil. Deseo que alguien nos ayude… de la manera que sea… para poder acabar entre todos con este obstáculo (los inversionistas). Por favor, pedimos apoyo en un problema cada vez más grave que está afectando seriamente a la vida de miles de personas.

(Continuará)


REFERENCIAS:

http://www.animanaturalis.org/n/42536/tribu_masai_desalojada_para_el_beneficio_de_cazadores_de_leones

http://www.vice.com/es_mx/read/victimas-de-la-conservacion-0000609-v8n5

https://cse.google.com/cse?cx=016619701585897751082:vktfqnaa_2m&ie=UTF-8&q=loliondo#gsc.tab=0&gsc.q=loliondo&gsc.page=1

La mujer WoDaaBe

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(Originalmente publicado en http://www.anthropologies.es)

En julio de 2015 los medios publicaban un artículo con el titular: «Wodaabe, la tribu en la que las mujeres tienen el poder y todos los maridos que quieren». La conclusión precipitada que uno saca de este titular es que las mujeres WoDaaBe ostentan el poder político en el grupo derivado de la poliandria. Incluso en algunas noticias se hacía referencia a que la mujer tiene el poder precisamente porque elige a su marido y porque goza de libertad sexual. En ocasiones, la información puede dar lugar a equívocos y a falsas concepciones e interpretaciones, por lo que debe contrastarse.

Una de las antropólogas que más ha estudiado a los WoDaaBe es la islandesa Kristín Loftsdóttir. A juzgar por los trabajos y análisis que ha realizado, tendría mucho que decir acerca de tal titular.

Pero antes de meternos de lleno en sus conclusiones, vamos a presentar brevemente esta comunidad tan llamativa como apasionante.

Los WoDaaBe son un subgrupo del pueblo Peul o Fulani, gran grupo étnico semi sedentario. También se les conoce como Bororo (no confundir con los Bororo de Brasil) o Mbororo. A diferencia del resto de Fulani, se trata de un pueblo nómada pastoral que se mueve por las sequedades del Sahel, en el sur de Níger, aunque también llegan hasta Nigeria, Camerún, Chad y República Centroafricana. Hablan la lengua Fula y no tienen escritura, practicando la tradición oral.

WoDaaBe significa «gente de los tabú». Se rigen por un estricto código moral y de comportamiento llamado Pulaake, en que destacan los valores como la discreción, la modestia, la paciencia y la fortaleza, entre otros. Ejemplos de prohibiciones son no mirar directamente a los ojos a alguien al saludarlo, no coger la mano de la esposa en público por el día, llamarla por su nombre o dirigirse a ella de una manera personal. Tampoco los padres deben hablar directamente con su primer o segundo hijo ni llamarlos por su nombre.

Los WoDaaBe tienen un gran respeto hacia las relaciones humanas, la belleza física y el entorno natural del que dependen. Se trata de un pueblo pacífico, hospitalario y no agresivo.

«Somos como pájaros en el bosque», decía un anciano. «Nunca nos asentamos, y no dejamos rastro de nuestro paso. Si hay extraños que se acercan demasiado, volamos a otro árbol».

Los WoDaaBe se autodenominan el pueblo más hermoso del mundo. Los hombres suelen llevar túnicas y turbantes azules o blancos. Las mujeres llevan vestidos de tela oscura, con faldas largas hasta la rodilla y muchas joyas. Se practican al menos seis orificios en las orejas, donde colocan grandes aros de oro o plata. También lucen brazaletes en los tobillos que les hacen dar “pasos de vaca”, muy apreciados en esta cultura pastoril. Llevan el pelo largo, que cardan en una especie de gracioso rulo sobre la frente. Se pintan los ojos con lápiz negro y dibujan en la cara diseños florales y geométricos muy imaginativos. Llevan tatuajes faciales en la frente, barbilla y bajo las sienes, pudiendo consistir en escarificaciones.

En cuanto a la religión, practican un sincretismo combinando una vaga fe en Alá como dios supremo y una firme creencia en los espíritus de la naturaleza y sus ancestros.

Varias ceremonias y fiestas forman parte de sus tradiciones. El Cure Salée es una fiesta que se realiza en Níger, concretamente en la villa de In Gall, donde cada año los WoDaaBe, los árabes y los Tuareg se juntan para celebrar el término de las lluvias y el crecimiento de pastizales en el desierto. Aquí se inician las caravanas de la sal que cruzarán el Sahara en busca de este mineral.

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Tuareg y WoDaaBe durante el Cure Salée

Días después del Cure Salée, se celebra una de las fiestas más increíbles entre los WoDaaBe: el Worso. Se trata de una fiesta en la que los miembros de cada linaje se reúnen para celebrar nacimientos, matrimonios y bautizar a los niños: los WoDaaBe no los nombran al momento de nacer, pues creen que el espíritu de la muerte no ve a los niños sin nombre.

Tiempo después comienza el Geerewol, una gran y colorida danza en la que los hombres, la belleza y el encanto son los protagonistas. El Geerewol permite a hombres y mujeres buscar lazos fuera de su linaje.

Mediante danzas y cantos los hombres buscan seducir a través de demostraciones de talento y belleza. Los hombres se maquillan resaltando los dientes y los ojos utilizando arcillas de colores del desierto, huesos machacados de garcetas y lápiz negro. Para fomentar su atractivo usan perfumes elaborados a partir de plantas del desierto.

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Hombre WoDaaBe maquillándose para el Geerewol

Además se visten con sus mejores ropas y un turbante blanco para comenzar una danza donde a través de muecas, movimientos de ojos y labios, bizqueos, muestra de sus dientes e inflado de sus mejillas se haga alarde de su hermosura. Los hombres se disponen juntos en línea recta, hombro con hombro, desplegando todo su encanto durante horas, donde además de belleza se miden su fuerza y destreza.

BBC Human Planet : Wodaabe Gerewol , Niger , Africa
Ceremonia del Geerewol

Tres juezas, elegidas por su belleza y linaje, deben escoger al más hermoso a través de un gesto sutil con el brazo.

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Juezas del Geerewol

Sin duda se trata de una de las celebraciones más vistosas y coloridas que existen. Y es cierto que tres mujeres eligen a tres hombres para pasar la noche con ellos, o incluso para casarse. Pero no debe basarse toda la estructura sociopolítica de los WoDaaBe en una sola ceremonia. Veamos cuál es su organización y qué papel desempeña la mujer.

Se trata de sociedades descentralizadas, sin estado, basadas en la familia extensa patriarcal. Varias decenas de parientes integran el grupo: los hermanos varones, sus esposas, los hijos y los ancianos, que viajan incesantemente a pie, en camello o en burro. Solo permanecen unos días en cada lugar. Siguen el patrón organizativo que ya describió Evans- Pritchard para los Nuer: durante la temporada seca se disgregan mientras que, en la lluviosa, se reagrupan. Se trata de una estrategia adaptativa para maximizar las posibilidades de supervivencia.

Se dividen en dos linajes básicos, con origen en dos hermanos (Ali y Degi). Cada linaje se divide en segmentos cada vez más pequeños, estando cada segmento dirigido por una autoridad, el ardo. Esta figura hace de enlace con el gobierno, ayudando con la recaudación de impuestos. Además posee autoridad para resolver disputas entre los miembros de los linajes. Influye también en la toma de decisiones sobre las migraciones y los movimientos estacionales. Se trata de una posición tradicionalmente heredada del padre al hijo varón primogénito, aunque existen excepciones. Otra figura de autoridad la conforma el lamido, la cual no estuvo exenta de numerosos problemas durante la época colonial.

Se practican dos tipos de matrimonios: el matrimonio de conveniencia o kobgal, y el de mutuo acuerdo o teegal. El matrimonio de conveniencia suele llevarse a cabo mediante pactos entre los padres cuando los novios son todavía muy jóvenes. Son pactos para aumentar el prestigio social del linaje y en los que el amor no interviene. Un aspecto interesante es la diferencia que existe entre las esposas de los distintos matrimonios. La esposa kobgal tiene derecho a la leche de las vacas, la teegal no. La primera puede ejercer ese derecho porque sus padres le han ofrecido esas vacas al marido al unirse en matrimonio pactado. La segunda no puede ejercer el mismo derecho sobre la leche de esas vacas, aunque el esposo puede darle vacas que haya comprado o adquirido por otros medios.

El Geerewol supone una versión legalizada del robo de esposas, ya que las mujeres permiten ser robadas por los hombres que ellas eligen, tanto si son solteras o solteros como casadas o casados. La esposa robada, en caso de estar casada y tener descendencia, deberá dejar a sus hijos con su primer marido. De esta forma se garantiza la herencia paterna a la vez que se facilita la formación de nuevas parejas.

Existe una marcada división sexual del trabajo. En sus incansables viajes, las mujeres deben transportar sus pertenencias. Ayudadas por burros, llevan aquí y allá camas, alfombras, los vestidos ceremoniales y los cotidianos, sus utensilios de cocina, las calabazas, los sacos con semillas de mijo, las crías de los animales y sus propios hijos. Son ellas también las encargadas de construir su casa. Su existencia está repleta de ocupaciones. Cuando los hombres regresan al campamento después de atender el ganado, se relajan tomando un sabroso té. Mientras, ellas ordeñan las vacas, acarrean agua, leña para el fuego y buscan alimentos cuando la leche escasea. Su papel es opuesto y complementario al del hombre. Están orgullosas de los callos de sus manos, signo de su laboriosidad.

Bien es cierto que un hombre sin esposa es un hombre sin casa. La casa y los objetos que hay en su interior son propiedad de la mujer, y por ello ella es responsable de su transporte. La riqueza del hombre se mide en la cantidad de cabezas de ganado e hijos que tiene. La de la mujer, en la cantidad de calabazas que posee. Sin embargo, el cabeza de familia siempre es un hombre. Se trata de una comunidad patrilocal en la que existe además división sexual del espacio. La casa WoDaaBe (wuro) está formada por varias unidades (suudu). Cada suudu pertenece a una esposa y está formada por una cama y una mesa, junto con las demás pertenencias que pueda tener (entre otras, las calabazas, que suelen usarse también como elemento decorativo de la casa). Cada mujer pasa la mayor parte del tiempo dentro de su casa o alrededor de ella. Allí recibe a amigos y familiares. El esposo decide dónde construir el wuro, cómo y con quién.

El Pulaake establece muchas prohibiciones entre los WoDaaBe. Muchas de ellas se refieren a las mujeres: Uno de los tabús es limitar estrictamente el contacto físico entre la madre y su hijo salvo para amamantar.

Existe la poliginia y la poliandria. Las mujeres solteras gozan de libertad sexual y tanto solteras/os como casadas/os pueden encontrar amantes u otros cónyuges en la fiesta del Geerewol. Sin embargo, no es acertado afirmar que el poder descansa en las mujeres por este motivo. Sigue siendo una sociedad patrilocal, con cabezas de familia varones, cuya autoridad máxima es la figura de un hombre, etc. Por un lado, las adolescentes, denominadas surbadjo, disponen de una completa libertad sexual. Pueden mantener relaciones sexuales con cualquier hombre (amantes ocasionales o con un novio) siempre que respeten el tabú del incesto. Esta fase está orientada a favorecer los embarazos exogámicos.

El problema reside en que esta libertad se acaba con el embarazo. En cuanto la joven está gestante, se celebra rápidamente el matrimonio con su esposo oficial y la mujer pasa a ser una bofido, que quiere decir “la que ha cometido un error”. Entonces desaparece completamente de la escena social durante una larga etapa, en la cual se convierte en un ser invisible incluso para los de su propio linaje. Lleva el cuerpo y la cabeza cubiertos de tela negra, no puede llevar ningún adorno, no puede saludar ni mantener relaciones sexuales, todo lo cual constituye un enorme sacrificio en esta cultura alegre y vistosa.

La joven deja entonces la casa del marido y vuelve con sus padres. Durante dos o tres años no verá a su esposo ni a los familiares de éste. También permanece recluida durante las fiestas anuales. Cuando termina ese período se convierte en yaridjo,es decir, en mujer casada. Entonces ya puede vestir nuevamente ropas de colores y reanudar el trato social. La yaridjo aún permanecerá uno o dos años más en casa de su madre. En ese período ya puede visitar al esposo pero no con su hijo. Se trata de un verdadero rito de paso que sigue la estructura de separación – fase liminal o margen – agregación. Lo que busca es asegurar el compromiso de la mujer con el hogar. Con el encierro pasa de mujer accesible a esposa.r

Para “in-corporar” (siguiendo a Pierre Bourdieu) este tránsito, para marcarlo corporalmente, la mujer se ve sometida a un largo y doloroso proceso que deja caídos sus pechos para siempre, tirando de ellos hacia el suelo. Con esa práctica se señala simbólicamente el fin del deseo sexual del varón hacia ella y su dominación. Loftsdóttir afirma que la gran libertad sexual de que gozan las adolescentes no es ningún símbolo de su independencia y del poder femenino en esta sociedad. Por el contrario, se erige en condición para asegurar su dominación posterior.

Referencias:

http://www.abc.es/internacional/20150708/abci-wodaabe-tribu-mujeres-varios-201507081213.html

http://www.njas.helsinki.fi/pdf-files/vol10num3/kristin.pdf

http://jpe.library.arizona.edu/volume_8/Loftsdottir01.pdf

https://arizona.openrepository.com/arizona/bitstream/10150/110100/1/azu_gn1_a785_n14_81_98_w.pdf

http://mujeresparalahistoria.blogspot.com.es/2014/08/el-universo-femenino-entre-los-wodaabe.html?m=1

https://commons.m.wikimedia.org/wiki/Category:Wodaabe

http://www.nairaland.com/1018361/wodaabe-people

https://www.youtube.com/watch?v=3jCmEJ64bOU

http://culturasdelatierra.blogspot.com.es/2010/09/bororos-o-wodaabes.html

http://anthropotopia.blogspot.com/2014/08/gerewol-el-festival-del-amor-en-el.html

DVD Planeta Humano BBC: Desiertos

National Geographic. Vol. 164, número 4.

 

 

En tierra Masái (1ª parte)

«Lucharemos por nuestra tierra hasta el final»

(Originalmente publicado en http://www.anthropologies.es)

En nuestro contacto con Tanzania hemos conocido muchas personas, la mayoría masái. En uno de esos encuentros, recibimos un regalo con un gran significado para nosotros: una tela masái llamada Shuka que utilizan como vestimenta. Una pieza de identidad que revela un modo de vida, historia, tradición, un símbolo arraigado en la tierra africana. Este objeto es el hilo conductor de historias de vida de gente que lleva sufriendo un sinfín de abusos desde hace años.

Shuka

Loliondo es una división administrativa que forma parte del distrito del Ngorongoro, en la región de Arusha, al norte de Tanzania. Esta división se encuentra en la principal ruta de migración de la vida salvaje al norte del cráter Ngorongoro, al este del Parque Nacional de Serengeti y al sur de la Reserva Nacional del Masai Mara de Kenia. Loliondo está formada por una extensión de 4000 km2 donde viven más de 70.000 masái distribuidos en diferentes pueblos y aldeas. Los masái dependen del pastoreo y de su ganado para sobrevivir. La vida salvaje y los animales domésticos de los masái son incompatibles según el gobierno tanzano.

La temporada de caza durante el verano coincide con la migración del ñu y de las cebras a través del área, cruzando eventualmente por el Serengeti y el Masai Mara. Depredadores, como los leones, siguen la migración.

A principios del s. XX, los líderes coloniales británicos en Kenia y Tanzania querían hacer sus dominios más productivos, por lo que dieron sus tierras a los colonos y a los granjeros. A mitad de siglo, bajo la presión de los conservacionistas internacionales, los británicos vieron el potencial beneficio económico de convertir el asombroso paisaje de Tanzania en un conjunto de áreas protegidas, la mayoría de las cuales se encontraban en tierra masái. Tras la independencia del país en 1964, los líderes de Tanzania separaron un tercio de la tierra para destinarla a conservación (una meta que se acaba de cumplir hace poco) y se embarcaron en décadas de corrupción para facilitar la inversión privada en la industria turística. Los masái luchan desde hace tiempo contra los intereses de los inversionistas, a los que consideran otros depredadores más.

A los masái se les dieron dos opciones: emigrar a reservas del gobierno en la región del Ngorongoro o instalarse donde quisieran, siempre y cuando no fuera en los parques. Lo que entonces era un Loliondo escasamente poblado, limitante con Kenia, parecía ser la mejor opción. No era la primera vez que se les obligaba a marcharse. A mediados del siglo pasado, los masái fueron expulsados del Serengeti para realojarlos en el Cráter del Ngorongoro. Más tarde, cuando el Ngorongoro se declaró Área de Conservación, los desalojaron de nuevo fuera del Cráter para preservar la vida salvaje y que pudieran hacerse safaris. Serengeti proviene de la palabra masái “Siringet” y significa “llanura sin fin”; pero otros le pusieron fin a su llanura. Todo esto está ocurriendo en las tierras ancestrales de esta etnia de ascendencia nilótica desde hace décadas.

El gobierno tanzano declaró la división de Loliondo Área de Control de Caza mientras había familias enteras de masái habitando esa tierra. Se está planeando quitar a los miembros de la comunidad masái 1.500 km2 del área de Loliondo, trasladándolos a los 2.500 km2 restantes. Líderes cívicos de la zona de Ngorongoro han amenazado con renunciar como protesta a dicho plan.

El derecho a cazar en el Área de Control de Caza de Loliondo es propiedad de la empresa Ortello Business Corporation, que pertenece a la familia real de Emiratos Árabes Unidos.

La compañía ostenta una firma de caza en el parque desde mediados de los años noventa, pero hasta ahora los masái podían acceder a todo el área, lo cual limitaba la cantidad de caza. Los manifestantes dicen que, una vez el área haya sido dividida, los clientes de Ortello, incluida la Familia Real emiratí, tendrán mayor libertad para cazar en un área donde se encuentra la ruta de migración del ñu.

Khamis Kagasheki, ex Ministro de Recursos Naturales y Turismo y actual miembro del partido político tanzano Chama Cha Mapinduzi, comentó a los medios que la división “ofrece las mejores perspectivas de solución duradera a un conflicto de 20 años”.

También afirmó que el gobierno no está preocupado por los planes de renuncia de los líderes ni intimidados por las acciones de las ONG’s. “El final ya ha llegado y el país no puede ser manipulado por la presión de individuos u ONG’s”, comentó al diario de Tanzania “The Citizen”.

El conflicto continúa. Los masái han sido acorralados en tierras cada vez más pequeñas para dejar un mayor espacio al turismo de lujo y la caza.

Las compañías turísticas llegaron a Loliondo a principios de los años 90 con el objetivo de reintroducir cebras, rinocerontes y leones en las áreas donde los pastores masái alguna vez vivieron. A la empresa Ortello Business Corporation (OBC), una ostentosa agencia radicada en Dubái que lleva a la realeza árabe a cazar animales exóticos por placer, se le repartieron grandes «lotes de caza», lo que le dio a la compañía el derecho de llevar a cabo sus expediciones a lo largo de todo el territorio de Loliondo.

Ha habido protestas, manifestaciones, reuniones, la voz de las comunidades masái se ha alzado varias veces. Ha habido abusos a los derechos humanos, fuego, disparos, muertes, heridos, incendios provocados, desahucios y migraciones forzosas. Se han escrito ríos de tinta sobre el conflicto de Loliondo, pero el problema persiste. Este pequeño reportaje tiene la intención de recoger varios testimonios para que se siga conociendo lo que estas personas están sufriendo todavía hoy, en este preciso momento.

El presente reportaje estará compuesto de tres partes; cada una de estas partes se dedicará a una entrevista realizada a personas relacionadas con el conflicto de Loliondo. En este artículo podemos leer la entrevista realizada a una mujer masái, una mujer cansada de que su comunidad sea perseguida por intereses políticos y económicos. Esto es lo que quiere contarnos:

– ¿Puedes presentarte para que te conozcamos?

Me llamo Nanda Kurusasi. Soy una mujer masái del Norte de Tanzania.

¿Dónde vives exactamente?

En Oloipiri, Loliondo

– ¿Cuánta gente vive allí?

Sobre unas 900 personas en este momento, aunque en total en Loliondo viven más de 70.000.

– ¿Con quién vives en Oloipiri?

Con mi marido, mi hijo, mis padres, y mis hermanos y hermanas. Tengo muchos hermanos: 23. De tres madres diferentes y un solo padre.

– ¿Puedes explicar cuál es el problema que existe en Loliondo?

El problema tiene que ver con la tierra. El problema en Loliondo es un conflicto debido al robo de nuestra tierra. Los árabes quieren reclamar las tierras a la comunidad masái. Miles y miles de hectáreas, donde nuestros pueblos están asentados. El problema aún continúa. El Primer Ministro hace dos años dijo que quería que el problema terminara, la comunidad masái alzaba su voz en protesta, fuimos al Parlamento, escribimos cartas… Pero el problema no ha terminado.

– Es decir, que el conflicto sigue existiendo, a pesar de que Mizengo Pinda, el Primer Ministro de Tanzania, hizo pública su decisión de paralizar el plan de evacuación.

Sí, el conflicto continúa, en estos momentos.

– ¿Por qué los árabes quieren la tierra de los masái en Loliondo?

Para cazar.

– ¿Turismo de lujo y safaris de caza?

– ¿Cuál es el plan del gobierno para vosotros? ¿Adónde quieren que emigréis?

Quiere que nos movamos del oeste hacia el norte.

– ¿Desde cuándo existe este problema?

Desde hace muchos años. No estoy segura, desde que era pequeña. Creo que empezó en 1992, cuando los árabes focalizaron sus intereses en nuestra tierra. Ahora el conflicto está creciendo porque es nuestro gobierno el que quiere arrebatarnos la tierra y dejarnos sin pastos para nuestros animales.

– ¿Se ha planteado al gobierno la reestructuración de la tierra para que se destine otro área a la caza fuera de Loliondo?

No quieren otro área; quieren la nuestra, donde han establecido el Área Controlada de Caza (Loliondo Game Controlled Area). Hay 54 áreas controladas de caza en Tanzania, incluída la de Loliondo. En otras zonas cambian los inversionistas, pero en Loliondo no, siguen siendo los mismos.

– ¿A qué te refieres con “los inversionistas”?

Los inversionistas cambian cada cierto tiempo (meses o años) en otras áreas controladas de caza, excepto en Loliondo. En Loliondo se han establecido los mismos desde el principio. Dsfrutan del uso de esa tierra para la caza durante un tiempo (5 años, por ejemplo) y luego los inversionistas deben cambiar. Pero eso no está pasando en nuestra tierra.

– Entonces, ¿están cazando en Loliondo actualmente?

Sí, cada mes de junio.

– ¿Y esto afecta a vuestros pueblos?

De momento no. Aunque no nos permite acercarnos durante el verano en busca de agua y pasto para nuestro ganado.

– ¿Sólo en verano? ¿El resto del año podéis ir?

Sí, pero ellos quieren que cada vez sea más tiempo, no cazar únicamente en junio. Lo achacan a que los masái somos muchos, que estamos creciendo mucho como población.

– Llegaron noticias a España de que masái de Loliondo habían sido forzados a emigrar. ¿Puedes confirmarlo?

Hace tres o cuatro años el gobierno anunció que teníamos que movernos. Pero no lo hicimos, al menos nosotros no nos movimos. Y el conflicto es cada vez más grave.

– Quizá mucha gente quiera ayudaros fuera de Loliondo pero no sabe cómo hacerlo.

Es cierto. No obstante, el problema del robo de la tierra no sólo ocurre en Loliondo, también está pasando fuera: desde el Área de Conservación del Ngorongoro, cerca de la Garganta de Oldupai pasando por Lake Natron hasta Loliondo. Muchos kilómetros. Quieren incluso ampliar el Serengeti.

– ¿Y qué hace el gobierno por vosotros a través de las áreas de conservación?

Antes solían hacer cosas por nosotros, pero ahora ya no. Si todo son zonas de conservación, ¿dónde vamos a meter a nuestros animales? Los masái no podemos matar animales salvajes. Los parques nacionales y las zonas de conservación se han establecido en tierra masái.

– Una de las posibles soluciones podría ser negociar con el gobierno un reparto de tierra equilibrado donde cupieran todas las actividades.

Eso es lo que queremos.

– Y que la comunidad masái esté protegida dentro de su territorio.

No estamos protegidos en estos momentos. Ni siquiera dentro del Área de Conservación del Ngorongoro porque la gente se está muriendo de hambre. No se les permite tener pequeños huertos.

– Es decir, que el gobierno prefiere proteger la vida salvaje antes que a los masái.

Exacto.

– En el pasado oí que algunas casas de los masái fueron quemadas en Loliondo por este conflicto. ¿Es cierto?

Sí. Lo que ocurrió entonces es que hay un área cercada, delimitada para los árabes. Y los masái construyeron sus casas dentro de esa zona. Exigieron a los masái que se marcharan, pero se negaron, por lo que el “ranger” prendió fuego a las casas con el beneplácito del gobierno.

– ¿Murió gente o animales con el incendio?

Que yo sepa no, porque era por la tarde y aún no habían vuelto de pastorear.

– ¿Y los niños y las mujeres?

No, estaban fuera. La policía las sacó y prendieron fuego a las viviendas.

– Si los animales pastan dentro de las zonas protegidas de conservación de vida salvaje, ¿qué ocurre?

Los masái nos vemos obligados en ocasiones a llevar a nuestro ganado a pastar a zonas más fértiles, donde hay hierba y pasto. Eso supone que a veces el pasto se encuentra en zonas protegidas o parques nacionales. Si el “ranger” nos ve, nos pone una multa y debemos pagar dinero al estado por la infracción. Por unas 300 o 500 vacas debes pagar un millón de chelines tanzanos.

– Quieren que emigréis hacia el norte, pero ¿cómo es la tierra de esa zona?

Demasiado pequeña e infértil. Y la población masái está creciendo cada vez más. No es suficiente para nosotros.

– ¿Han acudido al Parlamento miembros de la comunidad masái para tratar este problema?

Sí, hace dos años. Pero no se consiguió nada. El gobierno sigue manteniendo silencio.

– Todo esto en conclusión trata sobre el gran problema de nuestro mundo: el dinero.

Sí. Los árabes tienen mucho dinero para pagar al gobierno, los masái no. Aunque pagamos nuestros impuestos cada vez que vendemos nuestro ganado, o por establecer nuestras casas.

– No es comprensible que quieran justamente esa tierra, con lo grande que es Tanzania…

Incluso la tierra que ya tienen para la caza es enorme, pero quieren cada vez más.

– En el pasado Serengeti tuvo el mismo problema de tierra para los masái.

Sí, incluso ahora. Hay pueblos masái cercanos a Serengeti que tienen el mismo problema que nosotros en Loliondo. Quieren ampliar Serengeti y ocupar terreno masái. Se habla de ello en televisión cada día pero nadie escucha.

– ¿Y qué hay del resto de masái? ¿Tenéis el apoyo del resto?

Sí, pero hace falta más gente, más influencia. Los masái de Kenia tienen el mismo problema que nosotros. Quieren moverse hacia el sur, hacia Loliondo. Hay conflictos incluso entre los propios masái por este tema. La población es muy grande y no hay espacio suficiente. En Kenia hay mucha tierra cercada para animales, muchas granjas privadas, por lo que los masái cada vez tienen menos tierra para los pastos de su ganado. Tenemos un problema de tierra con nuestro gobierno y otros masái desean asentarse también en nuestra tierra porque cada vez tienen menos en Kenia.

– Desde tu punto de vista, ¿cuál sería la solución a este problema?

Los pueblos deben permanecer donde están, que no haya migraciones forzosas ni desalojos. Alzar la voz para que cada vez más gente nos ayude, tanto dentro de Loliondo como fuera. Que la gente se movilice por nuestra causa.

– ¿Y crees que el gobierno cambiará sus planes?

Sí, si somos muchos.

– ¿Qué vais a hacer si el problema persiste?

En ese caso la comunidad masái luchará. Si no podemos dar de comer a nuestro ganado, esto afecta a nuestra economía, a nuestro modo de vida. Es nuestro sustento y tendremos que defenderlo. El conflicto se agravará.

– ¿Quieres decir que declararéis la guerra al gobierno?

Sí.

– Pero el gobierno tiene mucho poder y un ejército con armas difíciles de combatir.

Lo sabemos, pero no vamos a regalar nuestra tierra. No nos vamos a mover. No queda otro remedio. Mi familia, mi gente… llevamos muchos años allí. ¿Por qué tenemos que movernos ahora? ¿Adónde vamos a ir? Es mejor luchar que morir de hambre.

– ¿Y cómo te sientes con todo esto que está pasando?

Muy mal. Es una situación muy desagradable que nadie quiere. Desearía que la gente ayudara a la comunidad masái. Si nos echan, ¿adónde vamos a ir? Nuestro ganado morirá y con ellos, nosotros.

– ¿Quieres decir algo más?

Quisiera pedir a personas, organizaciones, a la gente que nos ayude a defender y a luchar por nuestra tierra. Es muy importante para nosotros.

(Continuará)

REFERENCIAS:

http://www.animanaturalis.org/n/42536/tribu_masai_desalojada_para_el_beneficio_de_cazadores_de_leones

http://www.vice.com/es_mx/read/victimas-de-la-conservacion-0000609-v8n5

https://cse.google.com/cse?cx=016619701585897751082:vktfqnaa_2m&ie=UTF-8&q=loliondo#gsc.tab=0&gsc.q=loliondo&gsc.page=1

http://unchartedoutposts.com/images/category/5/825-map-tanzania_loliondo_large.jpg

http://www.culturalsurvival.org/news/eviction-maasai-continues-loliondo-tanzania

http://maendeleovijijini.blogspot.com.es/2014/11/online-global-petition-to-stop-maasai.html

Ol Doinyo Lengai: La montaña de Dios

Ol Doinyo Lengai es un volcán ubicado al sur del Lago Natron, en el extremo sur del brazo oriental del Gran Valle del Rift, en el noroeste de Tanzania. Los masái conocen a este volcán como «La Montaña de Dios».

Ol Doinyo Lengai

Lemra Kingi es un masái que vive en el pueblo de Engaresero, cerca del Lago Natron (Tanzania). Nos conocimos en 2012, cuando viajó por primera vez fuera de su tierra, hacia España. Este viaje formaba parte del programa de intercambio cultural de la Red Internacional de Territorios con Patrimonio Arqueológico. Lemra, junto a otros tres miembros de la comunidad masái, vinieron para conocer nuestro patrimonio y nuestras costumbres, además de mostrarnos las suyas en unas jornadas que tuvieron lugar en el Parque Arqueológico de la localidad de Atapuerca (Burgos). En noviembre de 2014 mi marido y yo viajamos a Tanzania con un grupo de personas para conocer en más profundidad a la comunidad masái y aquella tierra ancestral tan apasionante. Nuestro viaje fue una experiencia inolvidable: desde ser protagonistas de una boda masái, hasta visitar la Cuna de la Humanidad (el Yacimiento de Oldupai), pasando por paisajes impresionantes, safaris, conocer tribus como los Hadzabe o los Datoga, dormir en un campamento rodeados de búfalos en el Serengeti y un sinfín de vivencias y emociones que necesitarían una entrada en el blog aparte cada una.

Leopardo masaisJirafas Leones

Yacimiento de Oldupai (La Cuna de la Humanidad) Elefante en Serengeti Lemra Kingi en Lago Natron   Campamento en Serengeti

Remonte del río Engaresero Cebra en el Cráter del Ngorongoro

Lemra nos acompañó en aquel viaje, siempre pendiente de nosotros. Se encargaba de organizar el campamento junto a más trabajadores. Cocinó para nosotros durante la mayor parte de nuestra estancia y he de decir que la comida estaba deliciosa. Lemra es un hombre humilde. Un hombre que siempre ha intentado salir adelante en una tierra donde para los masáis no hay tantas oportunidades como para otras personas. Este verano volvió de nuevo a Burgos. Charlando con él nos contó que había tenido problemas en el aeropuerto de salida en Tanzania. Iba ataviado con sus ropas típicas masái. No debe de ser habitual ver a masáis cogiendo un aviones, porque le retuvieron durante una hora para hacerle preguntas acerca de adónde iba, sobre cómo era posible que un masái volara a España, qué motivos tenía para hacerlo, de dónde había sacado el dinero y un largo etcétera. Tras dar respuesta a las preguntas y sentirse tremendamente incómodo, como uno puede imaginar, pudo continuar con el viaje.

En su estancia en Olmos de Atapuerca aproveché la oportunidad de entrevistarme con él. A continuación, la entrevista que hicimos en casa de unos muy buenos amigos:

Lemra, quisiera preguntarte si has ido a la escuela.

Sí, fui a la Escuela Primaria, pero no a la Escuela Secundaria.

¿Por qué no pudiste acudir a Secundaria?

Porque a mi padre antes no le gustaba la idea de que fuera al colegio. Es muy tradicional. Pero mi hermano quería que fuera, así que me agarraba de la mano y me llevaba a la escuela. Fui a clase y terminé la Escuela Primaria. Pero no hubo dinero para que pudiera continuar con mis estudios.

¿Cuántos hermanos tienes?

Cuarenta y cinco, hermanas y hermanos de cinco madres. Mi madre tuvo diez hijos, así que tengo nueve hermanos de mi madre biológica.

¿Dónde aprendiste a hablar inglés?

En la escuela no lo aprendí. Lo aprendí al trabajar como guía de turismo: acompañando a la gente a excursiones, actividades, visitas, yendo de safari con ellos, etc.

¿Cómo empezaste en el mundo del turismo?

En 1999, el turismo empezaba a aumentar, así que comencé a acompañar a grupos a realizar visitas y actividades: Ol Doinyo Lengai es el volcán que está al lado de mi casa, lo habré subido cientos de veces, el remonte del río Engaresero para llegar a la cascada lo he recorrido desde que era un niño, y así muchos lugares. Aproveché la oportunidad para observar, escuchar y practicar el idioma. Al principio hablaba un poquito, pero poco a poco pude desenvolverme mucho mejor. En 2001 estuve estudiando para ser chef. De esta manera, podría cocinar para los turistas. Así que me marché a Arusha durante ocho meses y también aprendí inglés allí.

¿Cuándo empezaste a acompañar a grupos turísticos?

En 1996, siendo muy joven. Me ganaba un dinero y hacía lo que me gustaba.

¿Todavía tienes vacas y cabras?

Sí, cuando no puedo ocuparme de ellas, me ayudan mis hermanos.

¿Cuál es tu trabajo ahora?

Eduardo y yo estamos comenzando con una empresa turística, que se llama Hornbill Tours & Safari, intentando conseguir clientes. Espero que el año que viene vengan más turistas con nuestra empresa. Estamos buscando agentes de viaje que hagan de intermediarios en distintos países para agilizar las gestiones y traer más gente a visitar nuestra hermosa tierra: Serengeti, Ngorongoro, Lago Manyara, Lago Natron, etc. Hay muchos parques nacionales en Tanzania y muy grandes.

¿Conoces a más masáis que tengan empresas de safaris?

Algunos hacen un trabajo parecido, no muchos. Masáis que guíen grupos hay más, pero que tengan una empresa es mucho más difícil. Es muy caro. En Tanzania hay muchas empresas de safari, pero la mayoría pertenecen a blancos. Me gustaría trabajar como los blancos, parecerme a ellos en cuanto a experiencia. Los blancos saben cómo promocionar y traer gente a Tanzania. Y tienen dinero. Hay otras empresas que pertenecen al gobierno también.

Pero ser blanco no significa tener dinero o saber llevar bien una empresa, ¿no crees?

Bueno, allí parece que les va bien y saben hacer las cosas. Ellos tienen familia en sus países de origen, amigos, conocidos, y traen gente a visitar nuestra tierra.

¿Tienes hijos?

Sí, tengo cuatro hijos. Dos niños y dos niñas.

 ¿Y van al colegio?

Sólo van dos de ellos.

¿Por qué sólo dos de ellos van al colegio?

Porque son muy pequeños y porque necesito ganar dinero para que puedan ir a la escuela. Ahora pago por dos: uno en la Escuela Secundaria y otro en la Escuela Intermedia. Espero ganar dinero suficiente para que el año que viene puedan seguir estudiando.

¿Y los otros dos niños irán al colegio en el futuro?

Por supuesto. Es lo que quiero para ellos.

¿Por qué quieres que tus hijos vayan a la escuela?

La educación y la enseñanza son muy importantes. Necesito que mi familia vaya a la escuela, que tengan una buena educación, que terminen sus estudios y tengan un buen trabajo.

¿Qué pasaría con el modo de vida tradicional masái si todos los miembros de la comunidad fueran a la escuela y trabajaran fuera de la comunidad?

Yo creo que no se perdería la tradición. Cambiaría, pero no mucho. Tiene que cambiar, todo tiende a cambiar. No cambiaríamos todos, sólo algunos. Se puede compaginar nuestra forma de vida tradicional y la escuela. Cuando estoy en la escuela, estoy estudiando. Pero cuando regreso a casa, sigo pastoreando ganado. Nunca abandonaríamos nuestro modo de vida ni nuestras costumbres.

¿Qué quieres para tu familia? ¿Cuál es tu sueño?

En estos momentos quiero hacer un buen trabajo con la empresa que estamos arrancando. Mi plan es ése. De esta manera puedo ayudar a mis hijos a tener una buena educación. Este es mi sueño. Trabajar para que mis hijos puedan ir a la universidad y lleguen a ser abogados o médicos.

Lemra y yo después de recibir los regalos que me trajo de Tanzania
Lemra y yo después de recibir los regalos que me trajo de Tanzania

Lemra intenta abrirse paso en un entorno complicado. Un entorno de dificultad, tanto económica como social. Cuando estuvimos en Arusha con él, fuimos testigos de cómo algunos ciudadanos tanzanos le increpaban en el mercado por ayudarnos con las compras para que no pagáramos un precio elevado. Se referían a él como masái de forma despectiva y se le enfrentaron en un par de ocasiones. Le pregunté por lo que había pasado ese día. No quiso contestar. Simplemente me dijo: está todo bien, no pasa nada.

Lemra Kingi quiere para sus hijos lo que no pudo tener para sí mismo por diversas circunstancias. Cada vez que asciende a la cima del volcán Ol Doinyo Lengai, le pide a la montaña que su sueño se cumpla, que sus hijos tengan un futuro mejor que el que pudo conseguir él. Es un hombre muy tenaz, sabe lo que quiere y trabaja para alcanzar sus objetivos. Además de ser una muy buena persona. Estoy segura de que conseguirá lo que busca para su familia y para su pueblo. Se lo merece. Nuestros mejores deseos para que vea cumplido su sueño.

www.oldoinyo-lengai.org
Lemra Kingi en el volcán Ol Doinyo Lengai

Referencias:

http://hornbilltoursandsafari.com/

Datoga

El viaje a Tanzania nos permitió conocer diferentes etnias con diversos modos de vida. En el anterior post sobre los Hadzabe hice una breve mención a otro pueblo que vive también en el área del Lago Eyasi. Este post tiene como epicentro a este pueblo: los Datoga.

Los Datoga tienen varios nombres alternativos: Taturu, Mangati (que significa «Fiero enemigo» para los Masais), Tatog, Datooga y Barabaig. El hecho de que los Masais les hayan dado ese nombre revela una historia de conflicto anterior. Durante nuestra estancia en Tanzania, varios Masais nos acompañaron a todos los lugares que visitamos excepto a uno: ese lugar es el territorio de los Hadzabe y de los Datoga.

Evidencias arqueológicas, históricas y etnolingüísticas sitúan sus orígenes en el sur de Sudán o al oeste de las montañas de Etiopía, probablemente hace 3.000 años. Se estima que el rango de población Datoga en Tanzania varía entre 30.000 y 76.000 individuos.

El paisaje que habitan los Datoga sigue siendo igual de agreste y árido que la tierra Hadzabe.

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Tienen construcciones diferentes que los identifican. Construyen sus casas con palos, arena y estiércol de vaca. El techo es también de barro, al contrario de otras tribus que techan sus casas con hierbas.

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Se autoidentifican como pastores (los ganados se componen de cabras, ovejas y burros, pero el ganado vacuno es para los Datoga su recurso más importante), aunque también confían en estrategias de subsistencia variadas incluyendo la ganadería, el comercio y el trabajo asalariado. A lo largo de la región, algunas comunidades continúan desempeñando prácticas tradicionales y manteniendo una dieta basada en la leche, mientras que otras comunidades prefieren la agricultura intensiva y el matrimonio interétnico (sobre todo con la etnia Iraqw).

Los cambios económicos hacia el trabajo asalariado y el comercio han modificado la composición doméstica Datoga. Tradicionalmente patrilineales y polígamos, los hombres ricos Datoga otrora se casarían con múltiples mujeres de otros clanes y mantendrían núcleos domésticos también múltiples para poder acceder a una mayor diversidad de tierras de cara a la agricultura y al pastoreo. A menudo las familias poseían una red comunitaria y de parentesco en la que podían confiar en períodos o momentos de escasez. Las familias con más riqueza ayudaban a las más pobres compartiendo el ganado, además de otras formas cooperativas en cuanto a la distribución de recursos.

Actualmente, las familias Datoga se están reduciendo y se encuentran cada vez más aisladas de las redes sociales. Esto es más característico en las regiones donde siguen desempeñando actividades de pastoreo.

Estos cambios en la composición y estructuras familiares se deben a las nuevas actividades laborales, a las políticas de ajuste que incrementan el coste del ganado, los productos de cultivo como el maíz, las alubias o el arroz, la educación y el cuidado médico. Como resultado, los tamaños de muchas familias están mermando, con hombres que se casan con una única mujer, siendo las mujeres las cabeza de familia mientras los hombres emigran para trabajar.

En la aldea Datoga pudimos ver que también son artesanos del metal: son herreros. Fabrican una amplia variedad de objetos: desde productos decorativos como pulseras y adornos para el pelo, hasta puntas de flecha, cuchillos, azadillas para el campo, cubiertos, etc. Acuden al mercado a kilómetros de distancia para adquirir candados, cerraduras, o cualquier objeto de metal que puedan fundir. Estos productos los realizan para comercializar con ellos, además de para uso propio. Supimos que, si bien los Masais y los Datoga son enemigos desde hace mucho, los Hadzabe y los Datoga se ayudan mutuamente en un mundo cada vez más hostil para con ellos. Los Datoga les proporcionan puntas de flecha de metal para cazar, así como maíz y otros productos alimenticios.

Objetos de metal para fundir que adquieren en el mercado

Presenciamos el proceso de fundido, en una hoguera en el suelo avivada por fuelles para alcanzar la temperatura apropiada. Son muy diestros en el desempeño de esta labor.

Tras fundir los objetos de metal, hacen uso de moldes de piedra para obtener diferentes formas. Las puntas de flecha, por ejemplo, han de pasar después por otro proceso para darle la forma deseada a base de golpes con martillo y moldeado con una lima.

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La imagen persistente en mi memoria de aquel paisaje seco, aparentemente carente de vida, no se difumina. En todo momento me pregunté por la escasez de agua, si bien horadan pozos para obtenerla. Pero parece increíble que el ganado pueda pastar cuando prácticamente no hay pasto. Nunca en mi vida había visto a ovejas saltar a las ramas de pequeños árboles para poder comer. No me puedo imaginar los kilómetros que han de recorrer para encontrar una tierra menos yerma.

Todavía hoy, desde mi escritorio, a 9.000 kilómetros de distancia, tengo en mi interior una mezcla de sentimientos. Me enorgullece que existan pueblos que se resistan a cambiar sus modos de vida. Al mismo tiempo siento frustración al pensar que este mundo depredador en el que vivimos está acabando con ellos. El cambio es inevitable, lo sé, de una manera o de otra. Pero no a costa de hacer daño a familias, a etnias, a culturas, a personas. Los Datoga han sufrido desalojos de sus tierras. Se les ha ido empujando a áreas poco productivas, que casi no los pueden sostener. Ha habido muertes, hambre, conflictos, lágrimas, sufrimiento, pérdidas, desarraigo, abusos de los derechos humanos… Otro caso más de codicia e injusticia humanas. Ahora, estos pueblos se ven obligados a cambiar sus costumbres. Obligados a vender y comprar, a complementar su modo de vida con el turismo, a basar sus vidas en el dinero. El dinero, siempre el dinero… No encuentro ético contribuir a hacer desaparecer sus costumbres. Pero, ¿qué pueden hacer para evitar esta situación? Y en ese conflicto me encuentro: ¿debemos adquirir sus productos para que puedan sobrevivir? ¿Qué solución habría como contrapartida al turismo? ¿Qué podemos hacer para frenar a un gobierno que fuerza a sus pueblos a cambiar sus costumbres aunque los interesados no quieran? Quizá un turismo responsable y no depredador. Una actividad que complemente su modo de vida tradicional para que no lo pierdan del todo…

Fuentes:

http://alysongyoung.org/datoga/

http://www.busaraproject.org/the-tribes/

http://www.warriorsorganization.org/datoga.html

http://www.uib.no/filearchive/1037346e5bb6ea1002-1-.pdf

http://www.danielasieff.com/wp-content/uploads/2014/09/Sieff-D.F.-1997-Herding-strategies-of-the-Datoga-pastoralists-of-Tanzania-is-household-labor-a-limiting-factor.pdf

http://www.datoga.org/

http://www.rtve.es/alacarta/videos/los-ultimos-indigenas/ultimos-indigenas-datoga/2013891/

Hadzabe

Este post comienza con un arma venida de África. Un arco y unas flechas de pequeño tamaño elaborados por la etnia Hadza del Lago Eyasi, en Tanzania:

arco y flechas

Los Hadzabe son un grupo étnico de Tanzania central, que vive en los alrededores del Lago Eyasi (al que ellos llaman Balangida), al este del Valle del Rift, en las proximidades de la llanura del Serengeti. La palabra Hadzabe es el plural de Hadza, aunque es habitual encontrar escrito «los Hadza» a modo de abreviatura.

La idea de poder visitar una familia de la comunidad Hadzabe no es algo fácil de asimilar, ni siquiera como estudiante de Antropología Social. En nuestro viaje a Tanzania en noviembre de 2014, visitamos la zona del Lago Eyasi. Aún no habían llegado las lluvias, por lo que el lago estaba bastante seco. A medida que nos acercábamos al territorio de los Hadzabe, el entorno era aún más árido, aunque con arbustos (oldupai, acacia, aloe vera) y árboles como el baobab.

baobab

Será difícil olvidar la primera vez que vimos a miembros de esta etnia alrededor del fuego bajo un abrigo rocoso, ataviados en parte con pieles de babuino y muchos sin calzado.

abrigo rocosoabrigo rocoso

Durante el tiempo que estuvimos con ellos, nos mostraron cómo era su forma de vida. Su economía se basa en la caza y la recolección. Existe una marcada división sexual del trabajo:  los hombres se dedican a cazar y, las mujeres a la cría de los hijos, a recolectar tubérculos, raíces y frutos, y en ocasiones a cocinar. No obstante, la recolección de la miel es llevada a cabo por los hombres. En la economía de algunos Hadzabe también hay sitio para la venta de artesanía: las mujeres venden collares, pulseras, etc. y los hombres ofrecen arcos de distintos tamaños y flechas. En algunas regiones del Lago Eyasi, los Hadzabe viven también del turismo, mostrando a los visitantes cómo cazan, qué recolectan, cómo hacen fuego y vendiendo sus productos artesanos.

arcos y flechas

mujeres
Mujeres Hadzabe

El área que habitan los Hadzabe que visitamos es una zona sin demasiados recursos. Hay pocas opciones de caza, por lo que se ven obligados a desplazarse alrededor de 30 km para conseguir presas grandes. Es posible que se ausenten de su hogar durante 3 días. A veces, en lugar de arrastrar un animal de gran tamaño hasta el campamento, el campamento entero se desplaza hasta el despojo. La dieta es esencialmente vegetariana: el 80%-85% corresponde a vegetales que consiguen las mujeres. Los estudios del antropólogo Frank Marlowe han demostrado que las bayas constituyen el 17 % de la comida llevada a los poblados Hadza, una contribución en calorías aproximadamente equivalente a la de la carne que proporcionan los cazadores. Aunque las piezas de caza mayor son muy codiciadas, los cazadores optan a menudo por animales menores, como dik-diks, aves y lemúridos, aunque aborrecen las serpientes. Los Hadzabe, como muchos cazadores-recolectores, siguen hoy una dieta más estable y variada que la mayoría de los ciudadanos del mundo. Disfrutan de mucho tiempo de ocio. Se calcula que «trabajan» (buscan alimento activamente) de cuatro a seis horas al día. Y apenas han dejado huella en el paisaje.

Loro cazado con flecha
Loro cazado con flecha
bayas
Bayas recolectadas
miel
Recolectando miel

Normalmente son monógamos y las familias son habitualmente endogámicas. No están muy de acuerdo con el matrimonio entre familiares cercanos, pero no son estrictos en las normas. Prefieren casarse entre primos segundos y también se permite la poliginia. Se ha hablado incluso de poliandria, pero parece ser que esto se ha relacionado más con la existencia de 2 ó 3 pretendientes de una mujer joven estando aún soltera. Aunque no es una regla obligatoria, suelen practicar el levirato: cuando un hombre muere, su hermano ha de casarse con la viuda y cuidar de sus hijos adoptando el rol de padre. Cada grupo está formado por unos 20 ó 30 miembros. Y, según nos indicó nuestro intérprete, en total, alrededor del Lago Eyasi, hay aproximadamente 500 Hadzabe que continúan manteniendo el modo de vida tradicional. Los campamentos hadza son colectivos abiertos de familiares consanguíneos y políticos, y amigos. Cada campamento tiene unos cuantos miembros centrales y la mayoría va y viene a voluntad.

Se trata de una sociedad sin escritura que transmite sus conocimientos de forma oral. No hay ritos funerarios, ni religión, aunque tienen ciertas creencias en el sol y la luna.

«Una vez pedí a Onwas que me hablase de Dios, y me contestó que tenía un brillo cegador, era extremadamente poderoso y esencial para toda forma de vida. Dios, me dijo, era el sol». – Michael Finkel, reportero de National Geographic.

Hablan su propia lengua, el hadzane. El hadzane es una lengua khoisán que parece no guardar relación con ninguna otra. Genéticamente, el pueblo Hadza no está relacionado con los pueblos khoisán de África del Sur. Las lenguas khoisán se caracterizan por el uso de «clics» o chasquidos efectuados al golpear la lengua en el paladar. En el siguiente enlace, se puede comprobar el sonido de la lengua hadzane: https://youtu.be/YzqbWA2e79Y

Su modo de vida ha cambiado menos que otros a lo largo de su historia. Pero este hecho no tiene por qué convertirlos en «primitivos» o «prehistóricos» según el punto de vista de algunas personas. Cuando se afirma que apenas han cambiado sus costumbres y modo de vida durante miles de años, muchas veces se malinterpreta. Son vistos como congelados en el tiempo, como protagonistas de una foto fija en la que no han intervenido nunca procesos ni dinámicas que les hayan afectado. Son considerados por algunos como fósiles vivientes. Los occidentales sometimos a innumerables pueblos durante el colonialismo forzándoles a modificar sus costumbres. Ahora, algunos se sitúan en el otro extremo: en el conservacionista. Nos sentimos responsables de conservarlos para que su «cultura» no llegue a desaparecer.

«Los antropólogos se resisten a ver a los cazadores-recolectores actuales como «fósiles vivientes». El tiempo no se ha detenido para ellos. Pero han mantenido su estilo de vida de recolectores pese a llevar mucho tiempo expuestos a los grupos agricultores de su entorno, y es posible que su existencia apenas haya variado a lo largo de los siglos». – Frank Marlowe, profesor de Antropología de la Universidad del Estado de Florida.

Nuestro intérprete, Gaspar, había convivido con los Hadzabe durante meses y estaba muy involucrado en ayudar a esta comunidad. El modo de vida tradicional hadza peligra. El cambio es inevitable para cualquier pueblo, aunque ellos tienen muy claro que no desean modificar sus costumbres. El gobierno intentó escolarizar a los Hadzabe pero éstos se negaron. No son un orgullo para el gobierno, a quien no le gusta la imagen que proyectan, según ellos de «atraso». La idea que Tanzania quiere exportar es la de prosperidad. La Iglesia fundó un proyecto, el Hadzabe Community Project, para facilitarles ayuda y suministros a cambio de introducir la religión cristiana en su comunidad. La respuesta de los Hadzabe fue que ellos no habían pedido ayuda. Si la Iglesia quería ayudarles libremente, podía hacerlo. Pero ellos no iban a permitir que sus costumbres y modo de vida cambiasen.

«En una ocasión mostré a Onwas un mapamundi. Lo desplegué sobre el suelo y sujeté las esquinas con piedras. Se congregó una multitud. Onwas lo miró fijamente. Le señalé el continente africano, luego su país, Tanzania, luego la región en la cual vive. Le mostré Estados Unidos. Le pregunté qué sabía de ese país: el nombre del presidente, la capital. Dijo que no sabía nada. Ni siquiera conocía al presidente de su propia nación. Le pregunté, con toda la corrección posible, si sabía algo de algún país, el que fuera. Se detuvo un momento, reflexionó, y de pronto exclamó: «¡Londres!». No supo explicar qué era exactamente aquello de Londres. Sólo sabía que era un sitio que no estaba en el bush». – Michael Finkel, reportero de National Geographic.

Uno de los factores que probablemente ha contribuido de forma importante en la conservación de las costumbres ancestrales en el pueblo Hadza es que estos han ocupado tierras poco ambicionadas por los grupos vecinos, ya que son tierras salobres, con baja precipitación. Sin embargo en los últimos decenios la presión demográfica ha empujado a colonos a ocupar hasta el 75% de las tierras que los Hadzabe disponían en los años 1950.

No construyen viviendas permanentes. Son nómadas, aunque se mueven menos que antes. En la estación seca, que dura de mayo a octubre, los Hadzabe duermen al raso, envueltos en una fina manta junto al fuego. Durante la estación lluviosa levantan pequeños refugios abovedados con ramitas y hierbas entrelazadas, como nidos de pájaro puestos del revés. No tardan más de una hora en construir uno. Mueven el campamento más o menos una vez al mes, cuando las bayas o el agua escasean, la caza se complica o hay alguna enfermedad grave o un fallecimiento. Los Hadzabe no se andan con sentimentalismos. Ni siquiera se arma demasiado revuelo cuando muere uno de los suyos. Cavan un hoyo y entierran el cuerpo. Hace una generación ni siquiera lo hacían: lo dejaban sobre la tierra para que fuese pasto de las hienas. Hoy siguen sin marcar las sepulturas. No hay funerales. El enterramiento se lleva a cabo sin ritos de ningún tipo. Tiran unas ramitas secas sobre la tumba, y siguen su camino.

Choza para la época de lluvias
Choza en época de lluvias

Intercambian con sus vecinos productos como la miel, la carne y pieles de animales cazados. Truecan miel por clavos (que luego se convertirán en puntas de flecha) y por las coloridas cuentas de plástico y vidrio que las mujeres convierten en collares.

Pieles de animales cazados: babuinos, dik-diks, etc.
Pieles de animales cazados: babuinos, dik-diks, etc.

Son una sociedad igualitaria en la que no hay rangos ni jerarquías, si bien las personas de más edad aconsejan al resto del grupo y ayudan en la toma de decisiones. Quizá esto se explique debido a la ausencia de propiedad privada y a la consecuente falta de delimitación del territorio. Nadie acumula riqueza. El fenómenos del compartir es esencial entre ellos.

El estatus en el grupo tiene que ver con la destreza al cazar, pero esto no deriva en una jerarquía dominante. Se tiene especial respeto a las personas de más edad. Es costumbre hadza que el cazador responsable de la captura no haga alarde de ella. La caza tiene mucho de suerte, y hasta los mejores arqueros pasan una temporada floja. Por eso los Hadza comparten la carne en comunidad.

«Al matar un animal, se le quita la piel y la carne es dividida por dos o tres personas entre los hombres más viejos. El cazador puede colaborar en esto, pero en línea de máxima no debería hacerlo». – James Woodburn, antropólogo social.
caza

Las armas que emplean normalmente son hachas, arcos y flechas, aunque pueden usar cuchillos u otros instrumentos. Usan plumas de gallinas de Guinea que cazan para estabilizar la flecha. Cortan la pluma, la doblan y la unen mediante tendones de antílope. En el grupo que visitamos, los Hadza disponían de puntas de flecha metálicas. Gaspar nos comentó que realizan también intercambios comerciales con sus vecinos Datoga, quienes adquieren en el mercado objetos de metal como clavos, y los funden para fabricar puntas para los Hadza (habrá una entrada exclusiva para los Datoga más adelante). También nos indicó que, si la comida escaseaba, les traían maíz y otros alimentos del mercado. Datoga y Hadzabe se ayudan mutuamente para sobrevivir en un medio cada vez más amenazador.

Los Hadzabe no tienen especialistas políticos. De hecho, no hay una especialización de roles exceptuando la división sexual del trabajo. Cada uno sabe cómo conseguir todo aquello que necesita y no depende de nadie más. Cada hombre sabe cómo fabricar su propio arco, su hacha y su veneno con savia hervida de la rosa del desierto; cómo hacer fuego, cómo seguir rastros, y cómo hacer estacas para trepar a los baobabs para conseguir miel. Cada mujer sabe cómo elaborar su propio instrumento para cavar la tierra, cómo encontrar tubérculos y extraerlos, cómo construir una casa, y cómo hacerse la ropa, adornos y cestas o encontrar calabazas para transportar agua o bayas. Incluso en lo que se refiere a la medicina, cada hombre y cada mujer saben qué plantas usar para cada enfermedad. No hay chamanes, ni curanderos. Tampoco usan ningún tipo de calendario. No llevan cuenta de los años ni tampoco ma­­nejan horas, días, semanas ni meses. La gente duerme cuando tiene ganas. Algunos pasan despiertos buena parte de la noche y dormitan con el calor del día.

Una anécdota que nos contó Gaspar es cómo mantienen su dentadura aseada. Alrededor del asentamiento había diversos arbustos, algunos con unas espinas bastante grandes, como los arbustos de acacia. Los Hadzabe arrancan las espinas, introducen uno de los extremos de la espina en la boca, lo humedecen con la saliva y lo mastican suavemente hasta crear una especie de pequeña brocha. Una vez hecho esto, pasan este pequeño cepillo natural por sus dientes para deshacerse de cualquier resto de comida.

Nos complació sobremanera comprobar que había bastantes niños y algunos bebés. Las niñas juegan con muñecas hechas de arcilla o de ropas viejas. Los niños practican su puntería con arco y flechas durante horas.

El ritual hadza más importante es la danza epeme, que se baila en las noches sin luna. Hombres y mujeres se dividen en dos grupos. Las mujeres cantan mientras los hombres, uno tras otro, se van colocando un tocado de plumas, se atan cascabeles en los tobillos y comienzan a pavonearse, golpeando con fuerza el pie derecho contra el suelo al ritmo de la canción. Se supone que en las noches de epeme los antepasados salen del bush y se unen a la danza.

baile

La principal razón de que los Hadza hayan podido mantener su estilo de vida durante tanto tiempo es que su territorio nativo nunca ha sido un lugar atractivo. El suelo es salino, el agua dulce escasea, abundan los insectos, etc. Por lo que se ve, nadie más ha querido vivir aquí. En los últimos tiempos, sin embargo, las crecientes presiones poblacionales han llevado consigo una rápida afluencia de nuevos residentes hasta el territorio hadza. El hecho de que la presencia de esta etnia sea tan benigna para con la tierra, en cierto modo los ha perjudicado: los extranjeros ven en ella una región desierta y desaprovechada, un lugar que pide a gritos ser desarrollado. Los Hadza, pacíficos por naturaleza, siempre han preferido desplazarse a combatir. Pero ahora ya no tienen adónde replegarse.

Actualmente, en el bush hadza hay pastores de vacas y cabras, y cultivadores de cebollas y de maíz, y cazadores deportivos, y furtivos. Los excrementos de las vacas contaminan las charcas. Las pezuñas del ganado pisotean la vegetación. El matorral se roza para abrir paso a los cultivos; la poca agua que hay se usa para regarlos. Los animales de caza han migrado a parques nacionales, fuera del alcance de los Hadza. Los bosquecillos de bayas y los árboles que atraen a las abejas han sido arrasados. A lo largo del último siglo los Hadzabe han perdido el uso exclusivo de hasta el 90 % de su tierra nativa.

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Cierro esta entrada con una fotografía en la que aparece un hombre delante de mí. Gaspar habló de que la esperanza de vida entre los Hadzabe era de unos 45 años, aunque haya casos en los que se llegue hasta más allá de los 60. El hombre de la imagen tenía justo 45 años. Siempre que miro esta fotografía pienso en, si la próxima vez que vuelva a Tanzania, seguirá en el grupo. En si ahora estará junto a su familia en el mismo lugar donde los vimos. La vida de los Hadzabe es dura, pero es la vida que ellos han decidido llevar durante océanos de tiempo. Ahora las cosas están cambiando. Y yo les admiro por conseguir ser prácticamente autónomos pese a todas las dificultades que los rodean, por vivir armónicamente con la naturaleza, por no tener ataduras sentimentales ni materiales como nosotros, por vivir el presente sin pensar en el futuro. Carpe diem, Hadzabe.

Fuentes:

-UBALDO MARTÍNEZ VEIGA, (2010) Historia de la Antropología, Formaciones socio-económicas y praxis antropológicas. Teorías e ideologías. UNED Madrid.

– JAMES WOODBURN (1970) Hunters and gatherers: the material culture of the nomadic Hadza. British Museum.

-FRANK W. MARLOWE, (2010) The Hadza: Hunter-Gatherers of Tanzania (Origins of Human Behavior and Culture. University of California Press.

-Entrevista a Jordi Serrallonga en la Revista Redes para la ciencia. 2010.

http://www.nationalgeographic.com.es/2009/12/23/los_hadza.html#gallery-15

http://www.nationalgeographic.com.es/2009/12/23/los_hadza_2.html

El dinero de la esclavitud

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El escudo masái, símbolo de fuerza, de transición, de coraje, es el punto de partida de este nuevo post. Aunque cada vez se tienen más en cuenta por su valor artístico, los escudos llevados por los guerreros masáis, de África oriental, tienen un propósito defensivo y transmiten mucha información sobre su portador gracias a los símbolos que los decoran. A cierta edad, los jóvenes masáis son circuncidados en un rito de iniciación para convertirse en guerreros o moran. Los símbolos (sirata) pintados sobre los escudos ovales de piel de búfalo proclaman su condición de guerreros, identificando tanto su grupo de edad y su clan como sus logros individuales. Los colores básicos utilizados son el negro, el blanco y el gris, reservándose el rojo para quienes se han probado como guerreros.

En la imagen vemos a un masái surante el rito de iniciación para convertirse en guerrero. Lleva túnica de color negro como símbolo de impureza, mientras otros guerreros masáis se han desplazado desde otras aldeas para prepararlo psicológicamente antes de la circuncisión. Imagen tomada en Ngoile, Zona de Conservación del Ngorongoro, Tanzania. Noviembre de 2014.
En la imagen vemos a un masái surante el rito de iniciación para convertirse en guerrero. Lleva túnica de color negro como símbolo de impureza, mientras otros guerreros masáis se han desplazado desde otras aldeas para prepararlo psicológicamente antes de la circuncisión. Imagen tomada en Ngoile, Zona de Conservación del Ngorongoro, Tanzania. Noviembre de 2014.

En la composición del escudo destaca el dibujo del sirata segira que recorre el centro del mismo y lo divide verticalmente en dos mitades iguales. Aunque los patrones y colores que configuran el sirata segira varían, se basan tradicionalmente en la concha de cauri, símbolo de poder y de buena fortuna. En esta división, el lado izquierdo queda reservado para que el mismo clan exhiba idénticos diseños de forma elíptica. Simboliza, por tanto, su pertenencia a un grupo homogéneo de moran (vinculados tanto por sus lazos de sangre como por su experiencia compartida). Mientras que los símbolos que decoran el lado derecho, transmiten información de su dueño, como por ejemplo haber sido autor de alguna hazaña admirable.

Pese a que el punto de partida de esta entrada es un escudo traído desde Tanzania en uno de los viajes que un buen amigo hizo en convivencia con comunidades masáis, el protagonista de este post es otro. Ni siquiera voy a hablar de África oriental, ni de la etnia masái, ni de la bandera de Kenia (que alberga en el centro un escudo masái con dos lanzas cruzadas y simboliza libertad). Esto lo dejo para otra entrada que tengo en mente. El objeto central aparece como símbolo en el escudo: el cauri. Símbolo que en Kenia significa poder y buena fortuna, en contra de lo que significó para muchos en África occidental.

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El cauri es un pequeño molusco gasterópodo de concha blanca que habita en las aguas de los Océanos Pacífico e Índico. Una de las especies es el Cypraea moneta. La mayor concentración de cauri de esta especie se encuentra en las islas Maldivas, desde donde se ha exportado durante siglos a otros puntos de Asia y a toda la región de África occidental. El cauri se ha utilizado en varias zonas del planeta: China, Indochina, Tailandia, Birmania, Japón, Hawái, Nueva Caledonia, Tahití; también en la Europa prehistórica e incluso fueron exportadas a América para comerciar con los indios. Pero los principales lugares en los que se utilizaba como dinero eran Bengala y África occidental.

Estos moluscos se extraían de dos formas: lanzando al mar hojas de palmera a las que se adherían, o a través de una forma de marisqueo en la orilla del agua. Una vez obtenidos los moluscos, se dejaban secar al sol, se enterraban en la arena y se lavaban. Cuando estaban preparados, se contaban y se colocaban en cestas.

El cauri servía para múltiples usos: como instrumento de poder, ornamento, lastre, mercancía, medio de pago, medio de cambio, patrón de valor, medio de acumular riqueza o incluso como medicina en la India.

La ruta que seguía el comercio del cauri por los europeos desde el Índico circumnavegaba África. A pesar de que los cargamentos pasaban por las costas de África, no se detenían en ellas para despojarse de la carga. Los barcos seguían hasta Ámsterdam o Londres y, desde allí, las conchas emprendían de nuevo un viaje a África después de ser subastadas. Esto se debía a que el cauri se utilizaba como lastre en la parte inferior de los barcos. Pero, además de lastre, se empleaba como mercancía. Una vez que el cauri llegaba a Ámsterdam o Londres, se producía un tráfico intraeruropeo de las conchas (a través de Francia, Portugal, Holanda, Inglaterra o Dinamarca). El interés que los comerciantes tenían en el cauri se debía a que la demanda de cauri en los lejanos reinos de África occidental convertía a estas conchas en el principal medio de cambio para adquirir esclavos. La masiva utilización de esclavos en las plantaciones americanas convertía a estos seres humanos en una mercancía muy deseada. Holandeses e ingleses fueron los verdaderos artífices del comercio del cauri convirtiéndolo en el dinero de la esclavitud. Supieron conjugar la demanda africana de cauri con la europea de esclavos, asociando los dos comercios. De esta manera, cuando el comercio de esclavos creció tanto en el s. XVIII, también creció el del cauri.

Escultura en la Casa de los Esclavos, Isla de Gorée. La Isla de Gorée fue el mercado más importante de esclavos para enviarlos a EEUU, el Caribe y Brasil. Aquí se estableció la base más activa del comercio de esclavos.
Escultura en la Casa de los Esclavos, Isla de Gorée. La Isla de Gorée fue el mercado más importante de esclavos para enviarlos a EEUU, el Caribe y Brasil. Aquí se estableció la base más activa del comercio de esclavos.

La venta de personas como mercancías era un fenómeno que existía desde la aparición de las primeras rutas comerciales. El tráfico de esclavos surgió a partir de la llegada de los europeos a África occidental. Ya en 1450, los portugueses habían adquirido esclavos en África para trabajar las tierras en el propio Portugal. Hacia 1520 ya puede hablarse de tráfico de esclavos, cuando los portugueses empezaron a enviar africanos a sus plantaciones brasileñas. España también intervino en este entramado. Para abastecer de esclavos su imperio americano, recurrió a comerciantes portugueses y luego a holandeses, franceses y británicos. Fue hacia 1630 cuando los holandeses se convirtieron en los principales suministradores de esclavos para las plantaciones del Caribe, especialmente para las de azúcar. Después, Francia, Inglaterra, Alemania y Escandinavia competirían con Holanda , hasta que ésta perdió el monopolio. Los europeos se aventuraron pocas veces en el interior de África en busca de esclavos por decisión de los soberanos africanos y por la existencia de enfermedades mortales. Los africanos controlaban el tráfico de esclavos del interior hasta la costa, mientras que los europeos se limitaban al embarque. Los agentes africanos eran asimismo responsables de la esclavización y el transporte de los capturados. Entre los esclavos se encontraban mayoritariamente prisioneros de guerra, también acusados de asesinato, brujería, deudas o robo, o personas con mala suerte.

El viaje en barco, conocido como middle passage o «pasaje medio», duraba entre dos y tres meses, dependiendo de los puertos de salida y llegada. En una de estas naves podían hacinarse más de cuatrocientos cautivos, separados en tres grupos: hombres; adultos jóvenes, y mujeres y niños. Estas personas eran sometidas a continuas vejaciones.

«Nunca se vio tanta miseria condensada en un pequeño espacio como en un barco negrero durante el middle passage» . William Wilberforce, abolicionista británico.

Las condiciones del viaje eran pésimas  y las tasas de mortalidad llegaron al doce por ciento a lo largo de cuatro siglos, pese a los esfuerzos de los esclavistas para intentar conservar la salud de los esclavos. Un medio para conseguirlo era el ejercicio físico. Se forzaba a los cautivos a subir a cubierta para que cantasen y bailasen, y si se negaban a participar en estas actividades podían ser golpeados. La disentería y otros trastornos intestinales eran las causas de muerte más comunes, aunque también se cobraban muchas vidas las enfermedades transmitidas por los mosquitos, como la malaria y la fiebre amarilla, junto al escorbuto y las dolencias respiratorias.

A partir de ahora, es muy posible que, cuando volvamos a ver una concha de cauri, la miremos con otros ojos. Detrás del cauri hay siglos de sufrimiento, de penurias, de esclavitud, de injusticia y de muerte.

Fuentes:

– Paz Moreno Feliú: El bosque de las Gracias y sus pasatiempos. Madrid, Editorial Trotta, S.A, 2011.

http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/grandes_reportajes/9681/esclavos.html